Mujer, cáncer de mama y trabajo.

Ya ha pasado el día 19 de octubre, Día del Cáncer de Mama, y no he podido publicar justo ese mismo día, surgen acontecimientos en medio que hay que gestionar, y priorizar, pero antes de que acabe el mes ROSA, ahí voy.

Una de cada ocho mujeres desarrolla y desarrollara esta enfermedad a lo largo de su vida. Una de cada ocho, nada más y nada menos.

Lo bueno es que ya estamos en cifras entorno al 90% de supervivencia a los cinco años del diagnóstico, y la ciencia sigue avanzando, así que es un alivio y tenemos que ser optimistas.

 

 

 

 

Si hace veinte años se trataba sólo de sobrevivir, ahora se trata de vivir con la mayor calidad de vida posible, hay que empezar a hablar de la “Bien vivencia”.

Mercedes Herrero. Doctora experta Ginecóloga y Cirujana Cáncer de Mama.

Me tomo la libertad de interpretar esto de la «Bien vivencia», no es difícil de entender, la palabra lo dice todo. Quizás no siempre es tan sencillo llevarlo a cabo pero no te resignes. Acepta tu situación y ponte a ello.

Bien vivencia: vivir, «hay vida tras el cáncer de mama» y bien, es decir, vivir dentro nuestras posibilidades o con nuestras limitaciones, en un sentido amplio de la palabra, con la mayor calidad de vida física, emocional, social y laboral posible.

Y ¿ por qué incluyo la palabra laboral?, porque el trabajo dignifica a la persona, porque el trabajo, nos hace sentirnos útiles, porque nos hace sentirnos parte de la sociedad, además del motivo económico vital y familiar.

Venimos de una cultura laboral de años, en el que la experiencia ha sido sustituida por el “potencial”, ser hombre o mujer mayor de 45 años en España, te sitúa en una franja de riesgo en relación con la empleabilidad. Las empresas tienen en esto su parte de responsabilidad pero tampoco parecen suficientes las políticas de incentivación de contratación a mayores de 45, por parte de la administración pública seguridad social y trabajo.

En una sociedad en la que la esperanza de vida cada vez es mayor, en la que las personas han invertido tiempo y recursos en formarse en mantenerse al día con las nuevas tecnologías, que cuentan con una experiencia muy valiosa, es necesario volver a poner en valor todo éste patrimonio.

Y resulta que el cáncer de mama esta llegando cada vez más a mujeres que están en franjas edad de riesgo por ejemplo por ser más 45.

Soy mujer y empatizo con mi sexo a la hora de observar el mercado laboral. Pensar de dónde venimos, ayuda a tomar perspectiva, porque hay menos barreras de entrada laboral a según qué puestos, los cambios de legislación laboral con respecto a la maternidad, las medidas de conciliación laboral familiar, y no sigo, todo este marco ha cambiado para mejor, pero todavía falta mucho por hacer y más en el ámbito del cáncer de mama y la empleabilidad.

La semana pasada, organicé mi primer “Webminar» desde casa, para tratar el tema de la Incapacidades Laboral, (ver última publicación del blog), y una de las mujeres que participó comentaba que se había sentido rechazada y estigmatizada en algunas entrevistas de trabajo por haber sido paciente de cáncer.

Algunas podemos ayudar a otras, a no tener que escuchar en según que casos, ciertos comentarios en una entrevista de trabajo, o para no pasarlo mal, o para saber que decir ante ciertas preguntas, y así mismo, para concienciar a las empresas de lo mucho que podemos aportar las mujeres por el mero hecho de haber pasado por tal brutal experiencia.

Ya vendrá el momento de hablar de esas competencias personales tan valoradas por las empresas que el que o la que ha pasado por un cáncer y todo lo que conlleva ha tenido que poner en marcha si o si, para salir adelante.

Yo me siento afortunada desde el punto de vista de calidad de vida laboral y profesional, pero aparecen baches en el camino, y sé lo que es dudar, y hablar contigo misma y decirte varias veces, «tu puedes». Justo por eso creo que puedo ayudar a otras mujeres para intentar mejorar su situación en este sentido, y siempre, siempre, una se puede ayudar a sí misma también.

Yo le diría a las empresas que bastaría con mirar con otras gafas a la candidata que tienes delante, mírala como una valiente superviviente o cómo una valiente mujer con una enfermedad crónica si es el caso,  y que su experiencia suma no resta, siempre y cuando físicamente y emocionalmente sea apta para las actividades esenciales del puesto de trabajo.

Empatizo con esas mujeres que dejaron a un lado su carrera profesional para ser madres  y el cáncer les llega a sus vidas antes de retomar su carrera de nuevo, o justo después de retomar su vida laboral y tienen que volver a parar.

Empatizo con esas mujeres sin formación superior o recursos económicos a la hora de encontrar un trabajo tras el cáncer.

Y es que a muchas todavía nos quedan años para jubilarnos. Las empresas, deben de tener en cuenta esto, el COVID nos ha traído el mensaje de que nadie estamos a salvo, nadie.

Toca ser más solidarios, más flexibles, más abiertos a nuevas formas de relacionarnos laboralmente, el tele trabajo, las jornadas parciales, las colaboraciones en red, incluso el autoempleo.

Falta imaginación y voluntad y sobran prejuicios y creencias limitantes.

Susana Sánchez Palacios, Superviviente, madre y profesional.

Y yo te pregunto mujer, ¿te vas a resignar?.

Según «La Asociación Española contra el Cáncer», la vuelta al trabajo puede generar sentimientos de discriminación o desigualdad debido a la enfermedad, o la imposibilidad de trabajar al mismo ritmo que antes. El cáncer puede afectar a la promoción profesional o provoca la pérdida del empleo.

Bueno pues veamos las posibles salidas, sin caer en un «triunfalismo» sin sentido y apegada a tu realidad, no te resignes. Y si no puedes sola, pide ayuda.

Sin prisa pero sin pausa, cuando el suelo esté menos oscuro y resbaladizo, empieza a caminar, lo importante de la vida es eso, el camino. Andaló.

Susana Sánchez Palacios, Superviviente, madre, y profesional.

 

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